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Oraciones En La Divina Voluntad Parte 1

 


 

Acto Preventivo
"Santísima Trinidad, te agradezco y te alabo por este nuevo día. Hermana mi voluntad a la tuya, quiero confirmarte una y otra vez que solo quiero vivir de Tu Voluntad. Por lo tanto quiero hacer este mi Acto Preventivo poniendo todos mis actos de éste día en tus mismos Actos. (Vol.14; 27 de mayo, 1922)

Buenos Días Madre Santísima, te amo, ven y toma mi primer acto del día y ofrécelo como un Acto de Amor en la Voluntad de Dios.

Queridísimo Jesús, deseo fundirme totalmente en la Santidad de tu adorable Divina Voluntad,  atar éste y todos mis actos así como cada uno de los actos que las creaturas que han vivido en la Divina Voluntad, como los que están haciéndose, hasta el último que se hará sobre la tierra, Te amo, te adoro, te bendigo, te alabo, y te agradezco en tu Santísima Voluntad. Amén!

Oración de la Mañana en la DV
En cuanto nuestros ojos se abran a la luz del día, despertemos todo nuestro ser a la luz de la Divina Voluntad, y comencemos nuestro Giro.
Nuestro primer acto debe ser un acto de amor en la Voluntad de Dios, difundamos éste acto abarcando todas la inteligencias de las creaturas, en todas la miradas, en las palabras, en los movimientos, los pasos, en los latidos de todos los corazones, y en cada respiro. Luego unamos todos estos actos a todos los hechos por Adán en la Voluntad de Dios, con los actos que harán todas las creaturas que vivirán en la Voluntad de Dios

hasta el último que se hará en la faz de la tierra.
Tomemos todo este Amor esparcido por toda la Creación y hagámoslo nuestro, para luego ofrecerlo a nuestro Creador.

Elevémonos un poco más por encima de la Creación, por Amor a la creatura Dios creó el Sol, las estrellas, el mar, la tierra, los pájaros, las flores y nosotros, tomemos todo este Amor derramado en la creación, y hagámoslo nuestro para ofrecerlo a nuestro Creador como tantos actos de Adoración, Amor, Bendición y Alabanzas.
Ahora vayamos más alto, allá en el Paraíso, vamos con todos los Ángeles y con todos los Santos, unámonos a toda la Corte Celestial, y démosle un acto de Amor a Jesús por todos y por cada una de las almas.
Luego, vayamos cerca de Nuestra Madre Santísima, ella está pronta a darnos todos sus méritos, como regalo, y nosotros con la confianza de un hijo, tomemos todo lo que Ella ha hecho, desde el primer momento de su Concepción hasta su último respiro, y ofrezcámoslo a nuestro Dios como si todo fuera nuestro.

Entonces vayamos a la Palabra hecha Carne, y pidámosle tomar parte en todos sus Actos, Su Concepción, su Nacimiento, la huida a Egipto, los treinta años de su vida oculta, los tres años de su vida pública, su Pasión, su Muerte, su Asunción al Cielo. El hizo todo esto por nosotros; hagámoslo nuestro y ofrezcámoslo a la Sacro Santa Trinidad, Solo de esta manera, miserables creaturas que somos, podemos ofrecer el acto más completo y más Santo, porque de esta forma no ofrecemos nada

nuestro, sino que regresamos a Dios toda la Gloria que ha salido de El por todo lo que El mismo ha hecho.

La oración de Luisa a llevar a Jesús a su Divina Voluntad
Oh Jesus, dame tu mano, y déjame entrar en tu Santa Voluntad, que llene la atmosfera entera, el Cielo azul, la luz del sol, el aire, el mar, todo – todo, con mi Te Amo, con mis besos, así que por donde tu estés, por donde mires, esté mi Te Amo y sientas mis besos, si escuchas, escuches mi Te Amo, y el tronido de mis besos, si hablas y respiras, respires mi Te Amo y mis angustiosos besos, si trabajas, que mi Te Amo fluya en tus manos. Si caminas, sientas en el suelo que pisas  mi Te Amo y el rugir de mis besos esté bajo tus pasos. . .que mi Te Amo sea la cadena que te jale hacia mi, y que mis besos sean como imanes potentes que te atraigan quieras o nó,  te forcen a visitar a quien no puede vivir sin Ti. (Volumen 16, 1ero de agosto, 1923)

El adiós de la tarde a Jesús sacramentado
¡Oh Jesús mío! Prisionero celestial, ya el sol está en el ocaso y las tinieblas invaden la tierra, y Tú quedas solo en el tabernáculo del amor. Me parece verte triste por la soledad de la noche, no teniendo en torno a Ti la corona de tus hijos y de tus amorosas esposas, que al menos te hagan compañía en tu voluntario cautiverio.

Oh mi prisionero Divino, también yo siento
que el corazón se me oprime por tener que
alejarme de Ti y me veo forzada a decirte adiós,
pero qué digo, oh Jesús, nunca jamás adiós; no